Es la propuesta de este paseíto fácil y precioso que, además, se está recuperando por el Ayuntamiento recientemente.
Comenzamos en la junta del río Maitena con Genil, y empezamos a subir la loma hasta el viejo y señorial cortijo de La Viña. La verea está muy bien marcada.
El camino va subiendo suave entre olivares y encinas,
Pronto nos cruzamos con la acequia, seguiremos hacia arriba (pero una opción más fresquita para primavera o verano puede ser seguir ésta hacia la izquierda y refrescarnos en las minipozas del molino del coto, ésta es muy chula con niñxs)
La acequia,
Castaño desnudito
Y sube preciosa la verea
El pueblo a lo lejos
La vida en los cortijos de enfrente, con humo en las chimeneas y sonido de motosierra, contrasta con el silencio misterioso de los cortijos hoy abandonados, pero que en su día debían ser auténticas fábricas de trabajo y ajetreo,
Vestigios de la vida y los trajines diarios: horno, hoyo de las papas, la era o la sombra del almez.
Caminos que antes debían estar muy frecuentados, hoy también nos invitan a transitarlos, aún con usos diferentes.